domingo, 15 de noviembre de 2009

OPORTUNIDAD HISTÓRICA - Sobre la necesidad de un nuevo modelo económico-social global

Texto original: G. Piettra
Traducción al castellano: J.M.D. Lescano


Este artículo trata sobre la necesidad e importancia de la creación e implementación, lo antes posible, de un nuevo modelo económico-social que tenga como objetivo el Hombre en todas sus dimensiones.

Introducción:
• El liberalismo económico ha ido evolucionando a lo largo de la historia hasta llegar límites inaceptables. En el contexto actual de esta crisis mundial, queda más que evidenciado que un enorme cambio es necesario cuanto antes.
• En otro extremo, la izquierda comunista. A lo largo de la historia ha quedado demostrado que tampoco ha funcionado. Si alguien no lo ve claro luego de los acontecimientos desencadenados a partir de la caída de el Muro de Berlín hace veinte años, no tiene más que ir a Cuba para comprobar que no funciona, que no alcanza, y que un cambio urgente es necesario.
• Los socialismos democráticos europeos, relacionados con la “centro-izquierda” o la “centro-derecha”, no han logrado evitar ni mitigar los efectos de esta última crisis.
• El Hombre no puede quedar indiferente a los estragos de esta crisis. Es necesario determinar acciones claras y concretas para que esto no vuelva a pasar en lo próximos años. Una vez más se corre el riesgo de que no se haga nada, o lo que se haga sea insuficiente y se vuelva a sufrir un problema similar en el mediano plazo.
• Hace años que el hombre habla de globalización, pero todavía intenta resolver crisis globales con medidas locales y/o insuficientes, producto del acuerdo de solamente algunos países.
• Las instituciones internacionales actuales son insuficientes, arcaicas, manipuladas, poco representativas y poco resolutivas. Es el momento de crear instituciones globales reales, fuertes que sean capaces de dar soluciones reales a los problemas de este calado.
• La gente está cansada de la manipulación. Se quiere convencer a las personas como si fueran niños, sobre una realidad pobre y simplificada: la izquierda y la derecha, el bien y el mal o viceversa.
• Es necesaria la creación de un (tercer) modelo económico-social diferente a los conocidos. Un modelo que respete al ser humano en todas sus dimensiones, no de manera parcial. Que tenga como centro el bienestar del hombre y de la sociedad en general, y a la vez las tenga en cuenta las capacidades, motivaciones y esfuerzos individuales de las personas.
• Este nuevo modelo debería ser de “centro-centro”. Debería surgir luego de un movimiento social a gran escala que impregne todos los rincones de la sociedad para poder de esta manera superar las barreras al cambio que imponen los actuales centros de poder (relacionados a día de hoy, con la izquierda y la derecha).
• El modelo debería tener como pilar el valor de la Justicia. Más allá de una justicia como valor social y moral, sino que aplicado a todos los estratos de la sociedad hasta llegar al individuo. Esta justicia deberá tener en cuenta el esfuerzo individual. El esfuerzo no podrá verse como un parámetro aislado, y será fundamental a la hora de establecer dignidad y equidad.
• El hombre ha demostrado a lo largo de la historia que es capaz de las cosas más complejas, de los sueños más bonitos a priori imposibles. Un “nuevo Renacimiento” que vuelva a tener al Hombre como centro absoluto del sistema es algo alcanzable y posible. Depende sólo de la voluntad de cambio de todos nosotros.
• La transición de Cuba hacia se acerca irremediablemente. El pueblo cubano deberá recuperar en cuestión de tiempo todo lo hoy no tiene, en todos los aspectos. Su actual modelo no se sostendrá en el tiempo por muchas razones. Es un buen momento para comenzar a preparar la transición. Cuba podría ser un buen ejemplo para comenzar con los fundamentos de este nuevo modelo.

¿Quién soy?
Para empezar, supongo que si usted ha llegado ha leer hasta aquí, podrá pensar que la introducción es un tanto rara. Puede ser, pero la verdad es que me definiría como un hombre común. Tan común, que he empezado por este resumen por miedo de ponerlo al final y que no llegara a leer nada de este artículo.

Afortunadamente mis padres pudieron pagarme estudios. No soy conocido ni tengo credenciales como para generar interés. No soy escritor, ni economista, ni periodista, ni político, ni filósofo, ni sociólogo. He realizado tanto mi educación secundaria y universitaria en establecimientos católicos, aunque nunca fui bautizado. Mi religión es la tolerancia y el respeto a la gente tolerante y respetuosa con los demás.

Tengo la suerte de trabajar (hoy en día no es algo menor) en una importante empresa multinacional con una responsabilidad media. Trabajo en una buena empresa, me gusta mi trabajo.

No leo más de seis o siete libros al año. Comencé a pensar en escribir este artículo mientras estaba en Cuba y leía a la vez el libro “Ser como el río que fluye” de Paulo Coelho (libro que recomiendo a todo el que puedo). Allí leí la frase de William Blake que he puesto en la primera página.

No soy de izquierdas, no soy de derechas. Me definiría como una persona de centro. La vida me ha enseñado que en la gran mayoría de los casos, los extremos no son buenos. Creo firmemente en la búsqueda del equilibrio y el balance de las cosas.

Me defino como una persona realista. No soy un gran soñador ni utópico. Nunca tuve vocación de ser popular, ni de cambiar al mundo.

He tenido a lo largo de mi vida, la posibilidad de viajar bastante (por temas personales y laborales viajo alrededor de 3 veces por año) y de vivir en varios países. He vivido varias crisis, algunas de cerca, algunas de lejos: crisis del petróleo de los años 70, la crisis de los dragones asiáticos, crisis latinoamericanas, crisis en algunos países de Europa, etc etc.

Tengo más de una nacionalidad lo que me permite trasladarme con facilidad. He aprendido tanto de la gente de otros lugares y países, que cuando me preguntan si tengo la sensación de no pertenecer a ningún lado, respondo que pertenezco a todos a la vez. Cada día me cuesta más entender a la gente que menosprecia lo que viene de afuera o que superpone siempre lo local al resto. No puedo estar más de acuerdo con la frase de Pío Baroja cuando hacía referencia a que el nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando.

Pido disculpas si alguien se siente molesto con mi afirmación de que soy un hombre común. Sé que poca gente en el mundo tiene acceso a todo lo que menciono, pero la realidad es que así me siento, una persona del montón, como muchas otras. Simplemente me he sentado en frente de mi ordenador a escribir lo que pienso. Estoy seguro que mucha gente tiene inquietudes similares ante la situación que vivimos actualmente.

¿Por qué escribo esto?
Como mencionaba arriba, la idea de escribir esto me surgió mientras me encontraba de vacaciones en Cuba. Mientras se suponía que debía descansar y relajarme tras un duro año de trabajo, no podía pensar en otra cosa: La crisis mundial reinante y la realidad cubana me generaban una sensación de impotencia contenida que nunca antes había experimentado.

Lo que me mueve a escribir esto es la gran decepción que siento frente a los acontecimientos que se están dando en nuestra actualidad. Desilusión sobre nuestros representantes, sobre la gente que ejerce el poder, sobre los intelectuales.

Paradójicamente o no, esta decepción me genera cierta motivación. Creo que la situación es tan clara y tan evidente, que sólo debemos despertarnos de este letargo y ponernos manos a la obra.

Mi sueño sería que comenzáramos a abrir los ojos en cadena hasta que la gente más capacitada sea capaz de crear un nuevo modelo económico-social a nivel global que tenga como centro y objetivo al ser humano en todas sus dimensiones, y que llegue a la gente de acción que sea capaz de implementarlo y ponerlo en práctica.

Sé que este artículo será menospreciado por mucha gente. Estoy seguro que será repudiado por los defensores del comunismo y también por los defensores del libre mercado. La realidad es que no escribo esto para agradar, ni tampoco para crispar.
Si se quiere, el objetivo es despertar conciencias dormidas, pedirle a la gente intelectual, capaz y de acción que puede realmente ayudar a mejorar la situación, que lo haga. Que llegue a las personas a las que estas ideas les parezcan básicas, absurdas o inocentes y que sean capaces de crear unas ideas mucho mejores.

¿A dónde no estamos dirigiendo como seres humanos y como sociedad? ¿Por qué tenemos que dar por aceptado que no existe ningún modelo mejor que el actual, que no es posible crear uno nuevo? ¿Por qué tenemos que aceptar que las crisis sean cíclicas cada cierto tiempo y que esto sea visto como algo casi normal?

Está claro que el cambio propuesto tendría costes y que llevaría tiempo, pero estoy seguro que si no se hace algo rápido, los costes sociales irán creciendo en el mediano/largo plazo.

Por supuesto que admitiré la crítica a esto que escribo. De hecho, me gustaría incentivarla. Por el contrario, algo que no podría admitir (siempre me ha costado) es la crítica no constructiva. Creo que toda crítica debe venir acompañada de una propuesta mejor, de lo contrario no tiene sentido ni vale la pena criticar. También me es difícil aceptar la indiferencia sobre el tema o escuchar que este cambio es imposible. La indiferencia ante una situación como esta que impacta a todos los seres humanos, sólo podría relacionarla con la insensibilidad, la cobardía o la falta de visión. Sobre la “imposibilidad de conseguir esto” sólo puedo ponerme firme. ¿Quién me va a decir que somos capaces de clonar una oveja, volar al espacio, enviar satélites a Marte, y que no somos capaces de mejorar nuestra sociedad? Me niego rotundamente a creer que es imposible.
Hubo gente soñadora que partiendo de la nada, creyendo en sus instintos, fue capaz de cambiar las cosas y de dejar huella en la historia del mundo. Podemos estar de acuerdo o no con el valor de su legado, pero es innegable que gente (sólo por citar algunos ejemplos que vienen a mi cabeza) como Aristóteles, Galileo Galilei, Cristóbal Colón, Adam Smith, Karl Marx, Ghandi, Luther King, y un extenso etcétera, eran personas de carne y hueso que fueron capaces de seguir sus sueños y alterar la realidad de ese momento, cambiando el rumbo de la cosas, con sus pensamientos, sus escritos, sus acciones. ¿Es que están faltando este tipo de líderes en nuestra actualidad?

A la vez, siento la esperanza de que este momento es histórico y único. Una oportunidad para mejorar las cosas que no puede dejar de ser aprovechada. Sólo espero no ser yo solo el que siente que estamos muy cercanos a un punto de inflexión inevitable.

¿A quién va dirigido?
En primer lugar, sentí la obligación de escribir esto para mí, me lo debía a mi mismo. Tal vez no sea leído más que por mi familia y algunos amigos.
Ahora, si se me permite soñar un poco, me gustaría que lo pudiera leer todo el mundo. Los economistas, lo sociólogos, políticos y demás personas que puedan generar una nueva forma de que nuestra sociedad viva mejor y sea más equitativa.

Me gustaría que fuera leído por todas las personas de poder y de capacidad de cambio. También por las personas que tienen cierta responsabilidad y que mediante las decisiones en sus comercios, empresas, instituciones, pueden influir en la búsqueda de una sociedad justa y centrada en el Hombre. No considero que haya que esperar que un cambio así provenga de arriba, que sea impuesto. A la hora de tomar decisiones a nuestro nivel, también podemos generar cambios y hasta generar tendencia.

Situación actual (o por lo menos mi percepción sobre la misma):
Las corrientes de derechas y de izquierdas han considerado a lo largo de la historia al centro como algo para gente timorata, tímida, cobarde, que en busca del equilibrio nunca cambia nada. Por supuesto no estoy de acuerdo con estas sentencias.
Es desde el centro que afirmo que es necesario hacer una profunda reforma, de alto impacto.

La realidad es mucho más rica de lo que se nos quieren presentar. Hay muchísimos matices que las simplificaciones de los modelos vigentes han llegado a tal extremo que han terminado desdibujando u olvidando aspectos fundamentales de la dimensión humana y su dignidad. El comunismo no ha tenido en cuenta que no todos somos iguales. Esta visión no es negativa, si no que todo lo contrario. Es reconocer la riqueza de la naturaleza humana que aporta infinidad de personalidades, individualidades, formas de ser. No todos tenemos las mismas motivaciones, no todos queremos hacer el mismo esfuerzo, no todos tenemos las mismas ganas, la misma voluntad, los mismos gustos, las mismas capacidades.

Por otro lado, el liberalismo económico se ha ido deformando hasta el punto tal que ha perdido el rumbo. El sistema actual no está al servicio del hombre, si no que ha pasado a ser al revés. Actualmente es difícil no sentirse como una pieza que sirve a la inmensa maquinaria del sistema. ¿Es posible que no veamos esto? Es posible que si lo vemos claro, no seamos capaces de levantar la mano, preguntar, exigir, cambiar? Actualmente los hombres trabajamos y sufrimos las consecuencias cíclicas de los designios de la “mano invisible”. Esta mano, aparte de ser invisible, parece ser impoluta, no culpable, está más allá de la justicia, sus consecuencias si son buenas, le son atribuidas. No sucede así si cuando las consecuencias son malas, ya que parecen “ajustes naturales de una situación anómala autogenerada”. No tiene nombre ni apellido. Se llama: la mano invisible, sistema, etc. Algunos de forma fallida y malintencionada, la asocian al imperialismo para atribuir toda la culpa a los Estados Unidos y aprovechar para demonizar a sus presidentes.

Ahora que aparecen los “brotes verdes” baja la tensión. La gente con el tiempo tiende a olvidar, a seguir, a pasar página (mecanismos naturales de la naturaleza humana), pero tenemos todos que preguntarnos qué medidas se están tomando o se tomarán para evitar que esto vuelva a pasar. Si no hacemos nada, no podremos quejarnos cuando venga la próxima crisis, porque será exactamente lo que mereceríamos. Así como vienen, las crisis en algún momento pasan, pero pareciera cómo si no aprendiéramos. Esta crisis, a pesar de su magnitud, pasará en algún momento, tras el sufrimiento real de mucha gente común, vendrán tiempos mejores, aunque esto no es motivo pare dejar ponerse manos a la obra ahora mismo y trabajar seriamente y con tenacidad para evitar que estas cosas sigan sucediendo o por lo menos no de esta manera. Sería imperdonable.

Cuando comencé a escribir el artículo, los responsables de todo esto estaban allí, cobrando sus sueldos y bonos obscenos, mientras que los gobiernos han tenido que estar facilitándoles dinero para que la economía real no quiebre, teniendo que apuntalar a las propias entidades bancarias que han generado el problema por una mala administración y falta de responsabilidad. Ahora parece que se tomarán algunas medidas para evitar esto. Bien, pero no nos dejemos engañar, el tema de los sueldos no es siquiera una ínfima porción de la punta del iceberg que representa el problema. ¿Es mi impresión o los ciclos de crisis son cada vez más cortos y repetitivos?

Los analistas de riesgo, empresas de auditoría nada advirtieron sobre el riesgo que estaban acometiendo las entidades financieras. ¿Cómo es esto posible? ¿Cuál es el valor y objetivo de estas empresas entonces?

Los mercados se autorregulan, diría un defensor del libre mercado. ¿Es en serio que vamos a seguir sosteniendo esta frase? Sería de una irresponsabilidad absoluta. Los costes económicos y sociales producto de estas autorregulaciones están a la vista. Gente de sin trabajo, sin sustento, deprimida, necesidad de ayuda psicológica, pobreza, hambre, atraso, etc, etc, etc.

La competencia es en principio buena y hay que fomentarla, mejora la calidad, los servicios, los profesionales, pero los mercados deberían diferenciar a la hora de premiar la generación de la competitividad.
Aunque últimamente la competencia parece ser sólo un sinónimo de baja de precios. La competencia despiadada en algunas industrias obligan a reducir costes a como dé lugar. Near-shoring, off-shoring, deslocalización, todas estas palabras eran nuevas hace unos años. Ahora estos conceptos ya llevan un tiempo y lo que vemos (o sufrimos diría un cliente y también los propios empleados de las empresas que deslocalizan mientras hacen malabares para mantener los mismos niveles de calidad y servicio). En algunos casos, hasta se llega a ver la deslocalización de algo que se ya se había deslocalizado previamente. Estos movimientos generan pérdidas de puestos de trabajo en las empresas locales, en los proveedores de esas empresas y los proveedores de los proveedores.

La búsqueda de generar eficiencias y disminuir los costes, es algo legítimo y que mejora la competencia, pero creo que habría que diferenciar las que se logran a través de las mejoras y optimización de procesos, materiales, e investigación; de las que aparentemente se logran a través de decisiones que afectan a la gente que trabaja en estas empresas (despidos para disminuir costes fijos, movimientos de “centros de costes” a otros países más económicos, etc). No es lo mismo. Las diferencias y los impactos son bien diferentes para todos, para la sociedad en general y no es posible ni justo que esto pase tan desapercibido como hasta ahora.
Las empresas deberían enfocarse en la búsqueda de competitividad a través de las mejoras que menciono en primer lugar. Los Estados deberían premiarlas de alguna manera. El Mercado y la Bolsa también. Son mejoras que llevan su tiempo y su esfuerzo, y que están relacionadas con una sostenibilidad más sólida, más perdurable, relacionadas con un plan a largo plazo.

Lamentablemente vemos cada vez más el otro tipo de optimización. Es mucho más fácil anunciar un gran número de despidos. Se hace de un plumazo. Tiene un efecto rápido en los resultados de la empresa y los mercados financieros actuales lo premian. Las acciones suben y los accionistas contentos. Los accionistas parecen ser un tipo de ente frío, calculador, casi maquinal, no relacionado con valores morales. Últimamente me pregunto si son personas. O tal vez son personas que pertenecen a un tipo de humano que puede vivir ajeno a todo tipo de cuestiones humanas y sociales como las que planteo. Respecto a los traslados de empresas, o partes de las empresas a países más económicos, donde los materiales y el coste salarial son más bajos, creo que se hacen muchas veces como medidas apresuradas y sin ser realmente analizadas en profundidad, o por el contrario sí son analizadas pero ante la presión de la alta dirección no hay coraje suficiente para hablar de los costes ocultos que este tipo de movimientos implica. Costes relacionados con una disminución de la calidad y del servicio. La mayoría de las veces, en el ejemplo de una deslocalización, esto no está relacionado con falta de capacidades (educación, capacitación, etc) del país de acogida, si no que son mermas producidas por la estandarización extrema de los procesos para poder realizar estos movimientos. Otras mermas son lógicas como por ejemplo las producidas por los idiomas, diferencias horarias, etc.

Estos costes están muchas veces ocultos, no se miden, pero aparte de tener un impacto inmediato en la gente y la sociedad del país “deslocalizado” suelen tener un impacto en la satisfacción de clientes que compran estos productos o servicios, y también en los empleados que quedan, que deben realizar esfuerzos adicionales, generalmente no reconocidos debidamente, para intentar mantener los niveles de servicio. Esto genera que los empleados sufran un desgaste mayor, acortando los ciclos de un empleado en un mismo puesto, aumentando la rotación y disminuyendo la motivación, la productividad y la lealtad hacia la empresa. Los resultados económicos producto del traslado, se aprecian en el corto plazo (siempre y cuando las cosas se hayan realizado medianamente bien). Los costes ocultos probablemente tarden un poco más en aflorar.

¿Dónde están los límites? ¿Quién analiza los costes ocultos de todo esto? El mensaje parece ser: Ya lo arreglará otro en el futuro, mientras tanto se recortan costes, sube el valor de la acción a corto plazo (con suerte puede llegar a durar hasta que venga la siguiente crisis) y los directivos cobran sus bonos.

Actualmente muchas empresas se preocupan por hacer saber a la gente que son ecológicas. Grandes campañas de marketing para demostrar a los consumidores que la empresa se preocupa por el medio ambiente. Muchos organismos y los propios consumidores premian cada vez más esta responsabilidad con la elección de compra.

Veo bien que la gente se preocupe y premie a empresas que ejercen el reciclaje y que cuidan a los delfines y ballenas, pero me pregunto si no sería aún más importante que los consumidores y organismos (Estado, Bolsa de valores, etc) premien a las empresas que cuidan a sus empleados, a las personas, personas que conocemos, que son en definitiva nuestros vecinos, amigos, familiares, etc.

¿Quién regula los bonos de los directivos? ¿Por qué no se regulan para que se estén basados en los resultados de largo plazo o según los beneficios que traigan para la sociedad? No me refiero solamente a beneficios económicos, si no a también a beneficios sociales a través de empleo, de mejores productos, servicios y en general a todas las acciones que hagan crecer el factor social que deben tener las empresas.

En estos momentos, muchas empresas tienen vía libre para echar gente. Muchas veces no se echa para disminuir los resultados negativos, si no que se echa para mantener los resultados positivos del año anterior. La perversión del sistema llega a tal punto que el mercado bursátil premia este tipo de decisiones. En algunos casos también se bajan los sueldos a los empleados con el objetivo en principio de no despedir masivamente. Estas medidas se toman muchas veces por tiempo indefinido y sin que se restablezcan los salarios si la situación mejora. A la vez, la realidad demuestra que en muchos casos, poco tiempo después estas empresas despiden igualmente, beneficiándose de despidos más baratos o utilizando ese dinero para apuntalar alguna otra inversión que generará beneficios posteriormente (de la cual obviamente no se hace partícipe a los asalariados). Lo que más desilusiona es que tengo la oportunidad de hablar con algunos directivos de empresas multinacionales y dan por sentado todo esto y lo ven como algo lógico y/o normal.

En la universidad me hablaban del rol social de la empresa y que su primer objetivo era la subsistencia (como empresa, con sus empleados, dentro de la sociedad) y que su responsable ejecutivo máximo, cuyas siglas en inglés son CEO tenía por objetivo ocuparse de los clientes (“Customers”, letra “C” de CEO), Empleados (“Employees”, letra “E”) y opciones sobre las acciones (Options, stock options, letra “O”). Hoy en día dudo de todo eso. La “E” brilla por su ausencia. La realidad golpea con dureza.
Los altos ejecutivos se mueven por objetivos concretos. La forma más importante en la que se miden los objetivos (y sobre la que se basa el cobro de sus bonos) es en cuánto aumentan el valor de la acción. Todas sus decisiones tendrán como finalidad suprema el conseguir este objetivo. Todos los demás objetivos quedan en un segundo plano. Cuando los ejecutivos hablan de la visión y misión de las empresas que dirigen, suelen incluir el cuidado de sus clientes. Muchas empresas tienen mediciones sobre el nivel de satisfacción de los clientes. También hay formas de medir la satisfacción de sus empleados. Pero no nos dejemos engañar. Ninguna de estas dos últimas es lo que decide su bono. ¿Qué motivación tienen los ejecutivos, más allá de los valores personales que puedan tener, para cuidar a todos sus empleados? La realidad nos demuestra que esto no viene funcionando muy bien durante las últimas décadas. Cuando los ejecutivos despiden miles de personas con el objetivo de bajar los costes fijos, buscan aumentar el beneficio, aumentar el valor de la acción a corto plazo y cobrar sus bonos. El despedir les premia. Bajo el sistema actual, el no despedir pondría en tela de juicio su gestión, y perjudicaría directamente a sus insaciables bolsillos. Esta realidad permanecerá sin cambios hasta que no sean penalizadas de alguna manera por las Bolsas, los gobiernos y/o los consumidores.

Por otro lado, queda demostrado que los sindicatos y la izquierda en general no han sido nunca capaces de contrarrestar estas medidas. Por supuesto que no es tarea fácil, pero muchas veces creo que su incapacidad se ve agravada por la búsqueda de una equidad mediocre, que no convence. Mucha gente no se siente representada por los sindicatos. Sus discursos son muchas veces arcaicos, utópicos, tienden a igualar todo a un nivel bajo y para todos por igual, tanto para el que se esfuerza y como para el que no, en vez de buscar la excelencia y la justicia para quien realmente lo merece por empeño propio. Ven en las empresas y sus directivos, a un enemigo. Tienen métodos de negociación de suma cero. Discursos del pasado.
Por otro lado, al evaluar esta crisis, no se puede dejar de abordar la poca eficacia de las instituciones internacionales (ONU-Organización de las Naciones Unidas, BID –Banco Interamericano de Desarrollo-, FMI –Fondo Monetario Internacional-, OMC – Organización Mundial del Comercio-, G8, G12, G20, etc). Entiendo que en el momento de su creación pueden haber representado una gran luz esperanzadora ya que sus objetivos tenían sentido y eran prometedores. Décadas después, sus decisiones son parciales, incompletas y sólo tienen por objetivo el beneficio de pocos. Creo que esto se produce por los sistemas de votación y la forma en la que son controladas.

Así, nunca serán capaces de resolver los problemas globales que se presentan en la actualidad. Un ejemplo de la ineficacia sería la situación de África, punto en el que no me extenderé porque es conocido por la mayoría. Es vergonzoso que como humanos, sigamos permitiendo esta situación. Por supuesto que hay gente (movimientos individuales y empresas, grupos, organizaciones no gubernamentales) que ayuda y cada vez más. Estas iniciativas son de un valor importantísimo, pero lamentablemente no alcanzan y desde mi punto de vista no solucionarán nunca el problema de fondo.

Nuevo Modelo:
Como decía antes, el hombre es capaz de crear, mejorar y superarse y este es el momento idóneo para comenzar una vez más. Es necesario que cuanto antes, se generen corrientes de debate entre la gente capaz para llegar a conclusiones que generen un modelo que esté completamente al servicio de Hombre, contemplándolo todas sus dimensiones. Hablo de un “nuevo” modelo porque los que conocemos hasta ahora, son sólo modelos parciales. Como el objetivo de modelizar, simplifican tanto que dejan de lado parte (o gran parte) de la realidad humana. Este nuevo modelo tiene que tener un enfoque integral de la dimensión humana. Me refiero a que tiene que tener en cuenta a toda la gente en general y a la vez las particularidades que tiene la gente, algo inherente a nuestra naturaleza humana. Cada uno de nosotros tiene motivaciones, aspiraciones, inteligencia, habilidades, capacidades de emocionales, orientación hacia el esfuerzo, etc, etc.

En este nuevo modelo, por ejemplo, el trabajo debería volver a ser un medio y no un fin. El rol o factor social de las empresas parece estar cada vez más diluido y este tema parece cada vez más, estar equivocadamente aceptado por la gente en general. Uno esperaría que lo normal fuera que las empresas vieran esto como una obligación de respetarlo auto-impuesta, sin esperar ninguna regulación proveniente de agentes externos a ella, pero sabemos lamentablemente que esto no es así.

La creación de un modelo semejante, no sería tarea fácil, porque los dirigentes que tiene el poder no querrán cambiar porque significaría justamente una pérdida de este poder. Creo que es la causa del porqué el centro no logra ir más allá. Por un lado encontramos el poder que tienen las empresa y por otro el poder de los sindicatos en el otro extremo. Es innegable que en mayor o en menor medida ambos tienen poder e influencia. Un cambio hacia el centro haría que ambos perdieran algo o gran parte de su poder, por lo que la motivación al cambio es baja o nula. Es necesario que el centro obtenga el poder, o rompa o disminuya el poder de los que lo tienen ahora.

Desde mi punto de vista la forma más legítima de ganar este poder es que el centro represente de una manera correcta los intereses del Hombre, de forma tal que el poder vendrá otorgado y respaldado por todos. Es la manera de que el poder de los agentes dirigentes de hoy en día baje y esto permita los cambios.

Desde ya que no creo ser la persona idónea para crear este modelo, pero a continuación menciono algunos puntos que creo que como mínimo el nuevo modelo debería contemplar:

Filosofía de centro – ¿Un Nuevo Renacimiento?
Si mis oxidados conocimientos de historia no me traicionan, recuerdo al Renacimiento como el movimiento que le devolvió al hombre, a través del antropocentrismo y humanismo, el protagonismo que había perdido durante el oscurantismo de la edad media.

He buscado ambos términos en Wikipedia encontrando lo siguiente:

El antropocentrismo (del griego άνθρωπος, anthropos, "humano"; y κέντρον, kentron, "centro") es la doctrina que hace al ser humano medida de todas las cosas, su naturaleza y bienestar, son los principios de juicio según los que deben evaluarse hacia los demás seres y la organización del mundo en su conjunto.

En un sentido amplio, llámase humanismo al sentimiento individual y colectivo de una civilización en la que destaca de manera prominente la admiración, exaltación y elogio de la figura humana y el hombre, entendido éste no como figura masculina, sino como género humano, en que florecen la cultura, el deporte, el arte y todo el quehacer humano se vuelve trascendente. Su objetivo es enaltecer la dignidad humana.

Supongo que las condiciones reinantes hacia finales de la edad media deben haber creado las bases para el cambio. Los pensadores deben haber definido esta nueva forma de pensar, sabiéndola transmitir al resto de los hombres comunes hasta convertirse en algo cotidiano, inundando la sociedad en general, influyendo en las organizaciones, políticos, centros de estudio, las calles (o “universidad de la vida” como dirían algunos), etc.

Cuando leo las dos definiciones, pienso que lo expresado allí debería ser lo normal, lo común de nuestro día a día a estas alturas de la Historia. Que toda la evolución y logros de la humanidad tienen que tener como fin el bienestar del hombre, el ser humano, la humanidad.

Lo que describo en la situación actual me hace pensar, y sentir, que nos hemos olvidado de este fundamental aspecto. Que hemos echado a andar una compleja maquinaria cuya velocidad aumenta día a día y que ya no somos capaces de controlarla.
Reconozco que trazar un paralelismo entre la situación que dio origen al renacimiento y la actualidad es un tanto grotesca, pero de verdad pienso que es necesario un cambio que devuelva al hombre lo que es del hombre. Es necesario que volvamos a la situación donde el ser humano es la medida de todas las cosas y de enaltecer la dignidad humana.

Mientras existía aun el oscurantismo, supongo que algunas personas imaginaban que el cambio que se dio a posteriori era algo imposible. Si hace seiscientos años pudieron hacerlo, ¿por qué no vamos a poder hacerlo de nuevo?
Me pregunto porqué, existiendo escritores y pensadores de centro, esta forma de entender las cosas no ha llegado a trascender lo suficiente. Tal vez porque se haya quedado en niveles teóricos, con un lenguaje demasiado complicado o poco atrayente para la gente común, que es quien tiene que vivirla, promoverla, hacerla parte de la sociedad, para que luego se formen entre otras cosas, partidos políticos que la promuevan en sus plataformas , discursos y decisiones. Sería interesante investigar cómo se dio todo este proceso entre la Edad Media y el Renacimiento para poder entender cómo se podría hacer ahora.

Estoy seguro que la gente culta puede estar sorprendida de todo lo que escribo y me podrá afirmar que estas ideas de centro existen desde hace décadas, pero a mi, hombre común, no han llegado lo suficiente y estoy seguro que a la gran mayoría de la gente tampoco. Es la gente común la que luego va a votar y que por no tener otras opciones se ve atrapada entre el bipartidismo, por un lado la derecha, en el otro la izquierda. Los partidos más fuertes se aprovechan de esto, como el centro no tiene fuerza, ajustan, hacia un extremo y el otro, sus plataformas en época de elecciones para poder diferenciarse.

Cuando ya casi había finalizado de escribir este articulo y sólo me quedaba revisarlo y ordenarlo, me vi obligado a retocar este párrafo y el siguiente para comentar la siguiente anécdota:
Hace una semana un amigo me pidió si podía pasar por una librería que queda cerca de mi casa, ya que había encargado allí un libro para su padre. Ya en casa, se me ocurrió mirar cómo se llamaba: “La política en el Laberinto, salidas por la izquierda” de Justo Zambrana. Dado que se lo tenía que dar a mi amigo al día siguiente, apliqué lectura rápida y enseguida concluí que era una especie de guiño por parte de mi amigo al que le había comentado todas mis frustraciones sobre la situación actual que expongo en este artículo y que me quería regalar el libro. Lamentablemente esto no fue así, se lo tuve dar al día siguiente. Muchas de las cosas que menciona Justo Zambrana tienen alguna similitud con cosas que menciono. Por supuesto que no tengo ni los estudios ni los conocimientos ni la capacidad de escribir cómo él, pero si se quiere, me dejó tranquilo el hecho de que hay gente que se hace estos cuestionamientos. El libro es muy interesante y recomiendo leerlo (me lo compraré y lo leeré con el detenimiento que no pude darle). El autor afirma escribirlo desde la izquierda, pero llegado un punto, yo creo que los temas que menciona, no son de izquierda, ni derechas, ni del centro, yo diría que pertenecen simplemente al sentido común. Creo que no vendría mal que el Hombre dejara algunas veces de encasillar todas las cosas sólo en lo existente y conocido.

Lo que me preocupa es que fue escrito en 2003, por lo que parece que todas sus advertencias no fueron escuchadas ni atendidas. ¿Nadie lo había leído? ¿Por qué no se hizo nada?

En este libro, también se menciona a un tal Giddens que según entendí, propuso la creación de un centro radical (en su libro “La Tercera Vía”). También iré a comprarme sus libros y los leeré con atención (en internet he encontrado otro título del mismo autor que también promete ser interesante: “Más allá de la izquierda y la derecha”). Si todo esto que escribo o al menos similar, ya fue advertido por gente capacitada hace años, ¿Cómo es que no se hizo nada? ¿Cuándo se hará? ¿Qué es lo que estamos esperando? ¿Por qué estas propuestas no triunfan o por lo menos son exploradas más en profundidad?

Es el momento de que esto suceda. De acabar con la realidad simplificada, pobre, manipulada y extremista. Es el momento de que se generen (o que se refuercen si ya existen) corrientes filosóficas de centro que critiquen ácidamente la realidad actual y que promuevan la necesidad el cambio, la necesidad a la vuelta de un modelo que tenga como centro y como finalidad al hombre en todas sus dimensiones.

Partidos políticos:
¿Por qué política de centro? Mi primera respuesta sería, ¿Por qué no? ¿No hemos tenido ya suficientes demostraciones de la izquierda y la derecha?

Porque no me siento representado por ningún extremo político, ni si quiera cuando tienden hacia el centro tímidamente. En cuanto la opinión ataca un poco o las elecciones se acercan, hay que “enviar señales claras que nos diferencien del partido opuesto” y pareciera que es ahí donde los partidos viran un poco más hacia a la izquierda o un poco más a la derecha.

La gente misma se ensalza en épocas de elecciones saliendo a la defensa de alguno de los bandos, pero muchas veces a la hora de la verdad reconocen que hay cosas de su bando con la que no están de acuerdo o no del todo convencidos. Muchas gente va desencantada a la urnas, con la sensación de que va a votar al menos malo, no al mejor.

De estas corrientes filosóficas de centro, deberían surgir partidos políticos y gente de acción. ¿Por qué parece ser que hay pocos políticos en el mundo que sigan las ideas de Giddens? Creo que los grandes grupos de poder (por ejemplo, las empresas por un lado, relacionadas con la derecha y los sindicatos por otro, relacionados con la izquierda) ejercen una gran presión, que desde mi punto de vista se neutraliza generando beneficios nulos o de suma cero, que no dejan que este tipo de ideas evolucione, porque no les conviene. La izquierda necesita de la derecha y viceversa. A ninguno de los dos “bandos” les conviene que aparezca un tercero. ¿Será falta de coraje? ¿Será falta de persistencia? Puede que un poco de ambas, entre otros diversos factores.

¿Es cierto cuando se dice que el centro no triunfa dado que siempre tiende a posiciones de entendimiento y con un enfoque conciliador que no inspiran o no seducen a las masas por ser de un equilibrio llamemos “chato”? Creo que puede tener que ver, que puede influir, pero es el momento de demostrar que esto no es una característica que impide la pasión por la búsqueda de objetivos muy concretos y la capacidad de contagiarla en los demás.

Es importante que el centro gane el lugar que le pertenece. Merece la pena intentarlo, aunque sea tan sólo para aportar más riqueza a este mundo de matices.


Necesidad de una globalización del Estado de Bienestar:
Luego de la Primera Guerra Mundial, mientras muchos países intentaban implementar las ideas marxistas-leninistas (hasta que luego se conformara la Unión Soviética), en otros hubo un fuerte incremento en la adopción de las políticas de libre mercado hasta que la crisis del 30 evidenció ya los problemas que podían surgir de este modelo, emergiendo entonces las ideas que hablaban de la necesidad de “restablecer los equilibrios fundamentales” (Keynes).

Luego de la Segunda Guerra mundial, las diferencias entre las ideas de izquierda y la derecha continuaron y se acrecentaron para posteriormente dividir el mundo en dos (Cortina de Hierro, muro de Berlín, etc). Se crearon en ese entonces los organismos internaciones (ONU, etc) que buscaban “mantener la justicia… el derecho internacional… el progreso social”. Durante la Guerra Fría, el debate del papel y el nivel de involucramiento del estado continuaron y en algunos países, sobre todo en Europa, se implementaron, influenciados por las ideas keynesianas, políticas socialdemócratas de bienestar social.

Durante las décadas de los 60, 70 y 80, varios Estados europeos buscaban asegurar la provisión de garantías sociales a todos los habitantes de sus países. Ejemplos de esto son el “Estado Social” en Alemania, el “Welfare State” de Inglaterra, el Gaullismo en Francia con su “dirigismo” (interesante concepto que en principio se buscaba incentivar prácticas de interés público sin caer en intervencionismo del Estado), los países nórdicos, etc.

Al parecer, a muchos de los dirigentes que implementaron este tipo de políticas, se los encuadra dentro las ideas de centro o se los relaciona con la “Tercera vía” (que como mencioné antes, es algo que deberé leer en breve). Por lo visto muchos de estos modelos tenían y tienen un alcance muy local, nacional. Entiendo que varios tuvieron un éxito digno de mencionarse en cuanto a lo que mejoras sociales se refiere, pero está claro que a partir de los 90´s con la evolución de la globalización, todas estas buenas ideas y políticas han quedado insuficientes. En la globalización, el modelo reinante es el del liberalismo económico que ha provocado que medidas nacionales o locales en los Estados de bienestar sean incompletas, incapaces de prevenir ni de revertir situaciones de crisis en otros sectores del globo. Por citar ejemplos podrían mencionarse el estado actual de la economía del Reino Unido a través de Gordon Brown con la continuación de las políticas de Tony Blair o la economía española de José Luis Rodríguez Zapatero, cuyos logros sociales durante su primer mandato han sido admirados y mencionados mundialmente, pero que ahora se evidenciaron como insuficientes para atajar la crisis y para revertir la situación del país.

¿Será que el centro no tiene la fuerza suficiente? ¿Por factores internos o externos? ¿O tal vez sea que hay muchos o demasiados centros? ¿Es posible un centro uniforme? ¿Vale la pena intentarlo?

El centro al que me refiero va más allá de las políticas económicas. Tiene que ver con una cultura, con una filosofía, una forma de pensar. No sólo aplica a la política y sus dirigentes. Transciende a todos los ámbitos. Aplica a todas las decisiones de los empresarios y empleados con gente a cargo. Aplica a todos los empleados dentro del trabajo y fuera del mismo. Es una filosofía práctica en la que se tiene siempre en la mente al hombre como centro y finalidad de las cosas a la hora de tomar decisiones y actuar.

Es necesario que un nuevo y renovado modelo del Estado de Bienestar tenga miras globales. La intervención en la economía a nivel local por parte del Estado, ha causado muchas veces estragos en la competitividad de las industrias del país. No se trata de eso, sino crear una especie de dirigismo coordinado a nivel mundial en donde los Estados sean capaces de dirigir la economía de forma tal que se puedan evitar (o al menos corregir rápidamente) los posibles excesos del sistema cuando se desvíen de su única finalidad, estar al servicio del Hombre.

Este dirigismo debería tener una definición mundial unívoca en sus bases. Esta definición debería ser acordada a nivel global.

Instituciones globales:
Considero que no es posible demorar más la creación de estas entidades, que tengan un poder real y reconocido por todos los países, que tomen decisiones con visión global que sean respetadas y ejecutadas por todos.

La gente me dice que estas instituciones ya están creadas. Mi respuesta es rotunda: No, no lo están. Cambiar las instituciones actuales para que cumplan los objetivos necesarios, sería cambiarlas tanto que lo único que mantendrían sería el nombre.

La clave del funcionamiento de estos organismos residirá en tener unos sistemas de elección y votación justos y abarcativos (en donde absolutamente todos estén representados), con poder de voto real. Y que luego las decisiones tomadas por ellos, sean ejecutadas sin dilación y respetadas por todos.
Deberían poder organizar y coordinar asuntos de importancia máxima. Como mínimo deberían cubrir la regulación global sobre asuntos como: Economía, Paz y Seguridad, Justicia y Control.

Creo que en este sentido, las instituciones de la Unión Europea (ejemplo: Parlamento Europeo, BCE – Banco Central Europeo, etc,) serían un ejemplo a menor escala y aún con mucho por desarrollar pero que van demostrando más beneficios que contras (está claro que el modelo perfecto no existe ni existirá, pero hay que intentar tender hacia él, siempre) en cuanto a la capacidad de tener instituciones que representen muchos países, que tienen entre sí una diversidad cultural inmensa. Creo que es un ejemplo adecuado, dado que Europa es un continente pequeño en cuanto a extensión geográfica, pero donde a la vez existe una gran riqueza de diferentes culturas, de maneras de pensar y de ver el mundo. Dentro de un mismo país, las diferencias pueden llegar a ser muy grandes (alguien que haya tenido la posibilidad de visitar y recorrer un poco países como Italia, España, Alemania, Francia, Bélgica, Suiza, sabrán a lo que me refiero). La gente en la Italia del sur es diferente a la de la Italia del norte, pero entre ambas conforman un país. A la vez, los italianos tienen diferencias con la gente del resto de países de la Unión Europea, pero esto no impide que los italianos formen parte de la misma. Si esto es factible a estos niveles, de menor a mayor, porqué no va a ser posible aumentar la escala a un nivel mundial?

Imagino que en un principio, los países más ricos o poderosos de Europa intentaron tomar el timón de este emprendimiento para beneficio propio, pero creo que con el tiempo se entendieron correctamente los objetivos de esta nueva “comunidad” y todo esto se fue limando de manera tal que se llegó a un respetable y equilibrado sistema, bastante representativo. El sistema por elección popular, puede no ser perfecto, pero claramente ha demostrado ser el mejor y más justo hasta el momento.

En este apartado, me refiero a asuntos prácticos y tangibles. No pretendo hablar de un sentimiento de pertenencia al globo para compararlo con el sentimiento de ser europeo, que lleva intrínseco la pertenencia a la Unión Europea. Sería una utopía intentar cambios en este sentido en la actualidad, con todas las realidades que hay para mejorar de manera urgente.

Por supuesto que el proyecto de la Unión Europea no ha sido fácil y queda muchísimo por hacer, pero creo que es la senda correcta. Creo que si fue posible hacerlo para Europa, es posible hacer idear algo similar a una escala global.

Equilibrio entre riqueza y esfuerzo para obtenerla:
Este equilibrio existirá si las recompensas están relacionadas de una manera justa con la importancia de los logros y a al esfuerzo para obtenerlos. Si falta alguna de estas dos componentes, el equilibrio se verá roto y habrá injusticia.

El enriquecimiento sin esfuerzo o el esfuerzo sin enriquecimiento generan situaciones de descontento en la gente (por más que ambos extremos se den dentro la más perfecta normalidad y legalidad).

Exagerando un poco y llevando las cosas a los extremos, se podría decir que históricamente la derecha siempre se ha horrorizado de cualquier limitación al las riquezas y por otro lado la izquierda siempre clama por enriquecimiento para todos. Pero en ambos casos, pocas veces se introduce la variable esfuerzo como se debería. Es algo que, a ambas posturas, poco les conviene.

Se habla mucho sobre el concepto del “esfuerzo”. Creo que en la inmensa mayoría de los casos, los resultados no existirían si no fuera por el esfuerzo de una o varias personas. Parecería ser que todo nuestro modelo, sistema, filosofía está centrado en la obtención de un resultado. Dicho esto, parecería correcto entonces afirmar, por regla de tres simples, que si premiamos a alguien por sus resultados, lo estamos premiando a la vez por su esfuerzo. No estoy tan de acuerdo con esta regla. Si pensamos un poco encontraremos cientos de ejemplos de gente que ha realizado extenuantes esfuerzos y por no llegar a los resultados no ha obtenido la recompensa esperada y en el otro sentido, estoy seguro también que conocemos el enriquecimiento de algunos con muy poco esfuerzo. Mi visión es que esto genera desigualdades.

Estas desigualdades podrían ser disminuidas en gran medida si nuestros sistemas de recompensas, estuvieran basados, además de en los resultados, en los esfuerzos realizados para lograrlos. Esto aplicaría a todo: a los emprendimientos personales, empresas, salarios, precio de tarifas de servicios, impuestos, etc. etc. etc.

Por dar un ejemplo, cuando me refiero a un salario, creo una excelente idea que siempre que sea posible, los salarios estén relacionado con el alcance de unos objetivos concretos (obviamente objetivos medibles en cantidad, calidad, tiempo y que sean alcanzables). Esto hace que la gente tienda hacia la excelencia y la mejora de las cosas. Muchas empresas lo tienen implementado en sus formas de retribución. Pero este no puede ser el único baremo. Por supuesto que enseguida alguien mencionaría la necesidad de que se tenga en cuenta las capacidades de la persona (estudios, habilidades, etc). Totalmente de acuerdo. Pero sigue faltando el esfuerzo. Imaginemos una situación extrema (pero que se da en la realidad empresarial): un vendedor junior al que le asignan un cliente que no compraba tradicionalmente y que de un día para el otro, sin que el vendedor haya hecho mucho (simplemente estar en el momento justo en la organización para que le fuera asignado este nuevo cliente para él) la cuenta envía una gran orden de compra que ensancha los bolsillos del vendedor a raíz de las comisiones por venta, superando ampliamente la cuota de ventas que se le había impuesto, mientras que un compañero suyo, vendedor experimentado, con grandes y demostradas dotes comerciales, que ha hecho grandes esfuerzos visitando a todos sus complicados clientes, no ha podido llegar a su cuota quedando al ochenta porciento de su cumplimiento. Su sueldo será por lo tanto probablemente menor al del otro vendedor. Esta situación está más que aceptada en el mundo de ventas. “Son las reglas”, “a los vendedores se les paga por las ventas, a mayor venta, mayores los resultados de la compañía”, diría el jefe del equipo y también los propios vendedores. Ahora la pregunta es: ¿es esta la manera más justa de retribuir? Yo creo que no. Considero que es muy mejorable. El esfuerzo no ha sido tenido en cuenta. No estoy hablando de un esfuerzo utópico. En este caso estoy hablando de un esfuerzo real, y que puede llegar a ser a la vez rentable. Tal vez la acción del vendedor experimentado traiga como fruto futuros pedidos de estos clientes. Esperemos que este vendedor continúe teniendo las mismas cuentas asignadas, de lo contrario las comisiones se las llevarán las nuevas asignaciones de vendedores.

Hay gente que me hablará del pago de horas extras. Estoy de acuerdo que en principio este es un buen reconocimiento, aunque estrictamente, realizar más horas no significa hacer mayores esfuerzos en la búsqueda de los objetivos. Por otro lado hay que reconocer que sí existen algunas empresas que pagan bonos a sus empleados en base a su performance general anual. Esto sí se asemejaría algo al planteamiento, ya que en estos bono sí se suele tener en cuenta el esfuerzo.

Creo que este es simplemente un ejemplo, pero que el concepto aplica a los diferentes rubros, sectores, industrias, empresas, emprendimientos, etc. Puede que en algunos casos, esto no se vea fácilmente ni esté clara la forma de aplicarlo, pero creo que definitivamente vale la pena el “esfuerzo” de pensar en nuevas y mejores maneras de recompensar y tender hacia la igualdad.

Pienso también que la recompensa a los esfuerzos realizados al principio de la cadena de valor, deberían guardar bastante relación con la recompensa a los esfuerzos y resultados al final de esta cadena. De lo contrario también se generan injusticias y desigualdades. Lo mencionado a la cadena de valor, también aplica a los diferentes sectores industriales (primario, secundario, terciario).

Es decir, imaginemos la producción de una marca de ropa a nivel mundial. ¿Guarda relación el esfuerzo y la recompensa recibida por la persona que siembra y cosecha el algodón, con el esfuerzo y recompensa recibidas por el que realiza la tela, con el esfuerzo y recompensa recibidos por el que realiza la prenda y con el esfuerzo y recompensa que luego recibe la empresa que le pone la marca y luego las comercializa? ¿Es diferente el esfuerzo que realiza el jornalero que pasa el día entero en el campo de algodón que el que realiza alguien al final de la cadena? ¿Es justo que, tratándose de personas en todos los casos, existan estas tales diferencias en el reconocimiento de este esfuerzo siendo todo el tiempo la misma cadena de valor? ¿Es necesario pensar en el esfuerzo de la gente que interviene en la cadena? Mis preguntas son sinceras y sin malas intenciones. Definitivamente creo que todos tenemos que preguntarnos más, como cuando éramos pequeños. Pareciera ser como que a medida que nos hacemos mayores nos volvemos más conformistas y llegamos a aceptar y dar por sentado cosas que no resisten siquiera el análisis de un infante.

Las mismas preguntas aplican para los sectores industriales en donde cuestionaría si los esfuerzos realizados para la obtención de materias primas en el sector primario están correctamente reconocidos y guardan relación con las recompensas obtenidas por los siguientes sectores de la cadena de valor.

Esta inclusión del esfuerzo desde mi punto de vista debería ser tenida en cuenta para todo tipo de recompensa. Por ejemplo, por la ley impositiva. Si alguien obtuvo una ganancia de 5.000 dólares en un país determinado, deberá pagar un porcentaje de impuesto, ¿pero tiene en cuenta este porcentaje el esfuerzo realizado para generar esto? La respuesta de un experto en impuestos será que si (por ejemplo si esa suma fue ganada en un concurso o en una lotería, el porcentaje del impuesto en la mayoría de lugares es bastante más alto que si proviene del fruto del trabajo personal). Así y todo, creo que también hay mucho por hacer. En muchos casos el porcentaje de impuesto es el mismo y el esfuerzo para haber ganada esa suma de dinero es bien diferente.

Era una frase típica en las generaciones anteriores el hecho de que es necesario esforzarse. Pienso que en el mundo económico, el esfuerzo por el esfuerzo mismo no tiene sentido. Todo esfuerzo debe ser reconocido, en todas sus formas, y obviamente esto incluye el aspecto económico.

Desde mi punto de vista el no tener en cuenta los esfuerzos de la gente, son una des las causas que generan el egoísmo insano de nuestra era actual y provoca injusticias e inequidades difíciles de subsanar. Por ejemplo, ¿se ha tenido en cuenta la cadena de esfuerzos a la hora de pagar los multimillonarios y obscenos bonos a los que desencadenaron esta crisis?

Otras ideas:
A continuación enumero una serie de ideas que podrían estar de alguna manera asociadas al nuevo modelo a crear. Muchas de ellas podrían ser de aplicación global como también local en los países. Creo que tienen que ver con formas de mejorar o cubrir ciertas carencias y que a mi modo de ver, podrían servir para acercar el equilibrio y la justa medida de las cosas.

Órgano de control de Transparencia:
La falta de transparencia en el mundo actual es una realidad innegable. La creciente complejidad del Sistema, los procesos, la ciencia, hace que los métodos de control estén obsoletos, o como mínimo incompletos e insuficientes. Sin transparencia, no es posible crear un equilibrio justo.

Debería existir un organismo de control que tenga un poder real e independiente. A la misma altura que el poder administrativo, judicial y parlamentario. Es importante que no esté por debajo para que su importancia sea real e independiente. Debería poder controlar a todos los poderes y demás instituciones, entidades y empresas, ya sean públicas como privadas.

Hoy se escucha hablar de que organismos estatales sean auditados por empresas privadas. Si recordamos el caso Enron, nos daremos cuenta que tampoco es una seguridad.

Por otro lado, el avance en los sistemas de información ha facilitado el flujo de la información en tiempo real a tal punto que era algo impensable no muchos años atrás. Esto es claramente una ventaja y una gran oportunidad. Este organismo de control de la transparencia, debería establecer los requerimientos mínimos para tener información de las personas jurídicas y físicas, públicas o privadas que sean susceptibles de necesidad de transparencia. Algunos de estos procesos ya son conocidos por todos (declaración de la renta, declaración de ganancia, etc). Muchos otros deberán ser creados. Con lo actual no alcanza, hay mucho trabajo por hacer.
Será importante que las infracciones a estos procesos tengan unas penas o castigos acordes.

La información deberá ser pública. Accesible por todos. Por ejemplo, ¿Por qué sólo tenemos información de las empresas que cotizan en bolsa? No creo que deba intentarse romper con la ley de confidencialidad y privacidad de los datos que tanto ha costado conseguir, pero creo que hay mucha información que debería ser pública y estar disponible y fácilmente accesible por todos.

La transparencia debería ser una materia en los colegios y universidades. Se debe crear consciencia. Todos deberíamos ser capaces de leer, entender y verificar la información producida por este organismo.

Si bien este órgano podría aplicar simplemente a un país, creo que es fundamental que exista al nivel de las instituciones globales. La Justicia global debería generar normas que eviten los excesos o imprudencias de los diferentes sectores o industrias que puedan llevar a crisis como las que estamos viviendo y el órgano de Control global, debería incluir entre sus atribuciones, un seguimiento de que esas normas se cumplan, de levantar la voz de alarma a tiempo en el caso que haya desvíos y de ejecutar las sanciones coordinadamente con el órgano de Justicia.

Fomento de empresas mixtas:
La mayoría de las empresas que conocemos son privadas o públicas, según el origen del capital que reciben para conformarse. Existen también las empresas mixtas en donde los aportes provienen de fuentes privadas y públicas.

Desconozco cuántas empresas mixtas existen en el mundo y nunca he leído el estatuto social de una empresa como esta, pero a priori parecería ser que una empresa mixta con un estatuto inteligente y equilibrado podría sacar provecho de los beneficios de la empresa privada (agilidad, orientación al cliente, a la mejora, a la búsqueda de beneficios, etc.) y de la empresa pública (estabilidad de los trabajadores, rol social de una empresa en la sociedad, distribución equilibrada de la renta, etc.).

No me refiero tanto a la empresa mixta según él origen de su financiación o puramente a los aspectos técnicos que implica el hecho de ser mixta, y no privada o pública. Me refiero por ejemplo a la existencia de una distribución más justa de la riqueza, a una distribución apropiada de los dividendos para asegurar también una reinversión de los beneficios que impacten de forma directa en la sociedad.
Supongo que un factor clave sería la forma en la que estas empresas deberían estar reguladas. Un equilibrio en su sistema de decisiones, de elección de ejecutivos (para que por ejemplo no estén influidas por el cambio de mandato de los partidos políticos).

Entiendo que existen muchas empresas de este tipo en el mundo. ¿No sería bueno que existieran más? ¿No es posible mejorar aún más los estatutos de las que ya existen?
Este tipo de empresas debería tener facilidades por parte del estado, que fomenten su creación y sostenibilidad (por ejemplo deducciones impositivas, etc).
A la vez, creo que hay ciertos sectores en donde probablemente, por la dinámica del sector o industria, no sea conveniente otro tipo de empresa que la privada o la pública únicamente.


ONGs Públicas o Mixtas:
Se podrían crear ONGs (organizaciones no gubernamentales) a nivel nacional o internacional (como organismos mixtos). Como decía antes, las ONGs no solucionan los problemas de fondo, pero está claro que sus objetivos y acciones tienden al bien y ayudan a mejorar el mundo en el que vivimos, no sólo exclusivamente para combatir la pobreza en los países del tercer mundo. Un organismo local que ayuda a integrar extranjeros a través de la enseñanza del idioma del país de acogida o uno de intercambio cultural o de fomento de cierta cultura, hacen mucho.

Creo que estas organizaciones deberían ser dirigidas por gente capaz y profesional. Deberían generar resultados (no me refiero solamente a resultados económicos) y los mismos deberían ser controlados y auditados.

Relacionándolo con el punto del esfuerzo y el mérito, podría ser por ejemplo, una oportunidad para la gente que se encuentre en el paro y cobra el mínimo, tuviera acceso a una prestación por desempleo mayor a cambio de trabajar en alguna de estas ONGs según gustos, capacidades y necesidades. Esto sería beneficioso para el parado, que podría a través de su esfuerzo disponer de un subsidio por desempleo mayor y la ONG por su lado, aumentaría su capacidad de trabajo.

Cuba:
Caminar por las calles de la Habana e imaginar sus casas, edificios y palacetes en la época de su estreno, producen sensaciones fuertes y contradictorias a la vez. La imagen mental reflejaría un lujo y una belleza que sumados al atardecer en la bahía, resultaría muy complicado de describir con palabras y que personalmente nunca he visto en mis visitas a otros países. Uno llega a pensar que podría haber sido un lugar difícil de imitar o mejorar. La realidad actual se encarga de poner el otro costado, ya que la mayoría de estos inmuebles está casi en estado de destrucción.

A pesar de este y muchos otros problemas, los cubanos conforman un pueblo orgulloso de si mismo y nunca pierde la sonrisa. Básicamente todas las personas con las que he hablado admitieron la situación ruinosa de la economía y la dificultad de vivir bajo estas condiciones. Tuve la oportunidad de interactuar con la gente, de preguntar.

Estas charlas han hecho que sienta un profundo respeto por este pueblo, por su gente.
La mayoría de las personas con la que hablé coincidía que hasta el año 1989, el “socialismo” cubano funcionaba muy bien. El suministro constante de bienes provenientes de la Unión Soviética era prometedor y nada hacía pensar que las cosas cambiarían. A partir de la caída del muro de Berlín el suministro desapareció y comenzaron las penurias y obligó al Estado a crear un socialismo sui-generis en el que las ideas marxista-leninistas fueron mudando a causa de la nueva realidad, dando lugar a desentonados pero obligados acercamientos al capitalismo, como por ejemplo las relaciones con los hoteles extranjeros que han generado extraños y contradictorios discursos por parte del Estado cubano, con tal de mejorar la situación de sus arcas.

La gente en Cuba no llega a fin de mes con las prestaciones del Estado, por lo que el nivel de rebusque y de viveza de los cubanos son increíblemente altos. Existe una economía paralela, producto de la creatividad llevada al extremo, que a los Castro no les queda otra que permitir. De lo contrario, el debilitado régimen desaparecía en cuestión de días ante las revueltas de su pueblo.

La transición en Cuba se presiente. Fidel Castro y su hermano Raúl se irán en algún momento de este mundo, como todos nosotros. Todo el planeta tiene expectativas sobre qué es lo que sucederá cuando llegue ese momento.

Fidel comentó en su momento que la historia lo absolverá. Creo que la gente podría llegar a entender los motivos de la revolución y de los orígenes de sus ideas, si Fidel fuera ahora capaz de entender que es el momento único e irrevocable para aceptar la necesidad del fin del régimen y dar en vida los pasos que abrirán el camino al cambio. Hasta el momento nunca se habían dado las condiciones que existen actualmente para que esto suceda. La situación del régimen peor no puede ser, la salud de Fidel es débil. Barack Obama parece ser la persona más capacitada y abierta desde que tuvo lugar el bloqueo norteamericano, para posibilitar una transición.

Cincuenta años de revolución y bloqueo son más que suficientes. Desde mi punto de vista los cambios llegarán pronto. Aunque sería triste ver que Cuba se norte-americaniza nuevamente como en el pasado (capitalismo, casinos, diversión de vida fácil, etc). El cambio debería ser generado por los propios cubanos. Tomará tiempo y necesitará del esfuerzo y del trabajo de todos. Deberán resolver infinidad de temas en aspectos principalmente sociales, económicos y jurídicos.

¿Cómo podría nacer una política de centro en Cuba si nunca la hubo? Tendría que empezar ya. Es lo primero que debería hacer el régimen. Permitir la diversidad de pensamiento, la liberta de opinión. Permitir la llegada de libros, sin censura. Que lleguen pensadores de derecha, de izquierda y de centro. Que artículos como este puedan circular libremente, así como los libros (imagino por ejemplo los de Giddens) y demás autores que no comparten las ideas actuales del régimen. Luego será el pueblo cubano el que decida el modelo a seguir, pero para esto será necesario contar con todas las opciones y posibilidades.

Ojalá no sea necesario pasar otra vez por extremos y excesos: los de la sociedad cubana de los años 1950 ni los de ahora. Todo está para ser cambiado y mejorado.

Posiblemente sea este sea un buen momento para comenzar a implementar en Cuba, en todo o en parte, las bases del nuevo modelo. El pueblo cubano deberá recuperar sus plenos derechos. Podrá ser ayudado por la comunidad internacional, pero los cambios deberán venir desde adentro. Ellos mismos deberán generar y madurar la nueva corriente de pensamiento y llevarla a la acción de manera democrática.

Agradecimiento:
Le agradezco su tiempo y su interés por haber llegado hasta aquí, cualquiera sea tu postura ante el texto. Todas las reflexiones que tenga sobre este artículo serán bienvenidas.

En el caso en que usted esté en todo o parte de acuerdo con las cosas que digo, me atrevo a pedirle que comente estas ideas, sus ideas, con su gente cercana, colegas, amigos. Para cambiar las cosas es necesario que estas ideas viajen, se expandan, entren a todas las casas, a todos los rincones del mundo.

Si usted está muy poco de acuerdo con este artículo o le parece que es malo o lamentable, me atrevo a preguntarle si está conforme con el mundo en el que vivimos. Le invito a que mejore estas ideas. Supongo que al menos estaremos al menos en parte de acuerdo que la situación actual debe ser mejorada. Toda su creatividad, conocimientos e inteligencia serán necesarios para lograrlo. La indiferencia no debería ser una opción, hay mucho en juego.

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